domingo, 24 de mayo de 2009

La aventura de ser maestro





Existen palabras, frases o ideas, que por alguna razón impactan de manera inmediata en nuestra estructura mental; por lo que la idea del Profesor Esteve, “La enseñanza es una profesión ambivalente” es una de ellas que en lo personal me sirve de categoría de análisis para ejercitar una introspección, en mi práctica docente.

La profesión docente tiene dos fases como la luna, planteaba algún escritor: una luminosa y otra obscura. En esta última se ubican los múltiples obstáculos, que enfrentamos cotidianamente en el terreno material, social y didáctico. Me enfrento a la falta de suficientes recursos didácticos adecuados, que permitan a los estudiantes un mejor aprendizaje; a las carencias materiales y afectivas que los aquejan, provenientes de hogares en conflicto o desintegrados, manifestados en la poca o nula atención al desarrollo del aprendizaje, en la disciplina, entendida como constancia en el proceso, afectando su rendimiento; me enfrento a la parte negativa de la educación conductista que recibí y que varias veces se manifiesta también en la conducción de las clases, que a la vez en momentos de reflexión, me indica la necesidad constante de aprender para mejorar. En mi caso existe un proceso dialéctico, entre mi formación conductista y las exigencias de este momento, con modelos constructivistas; predominando mi preparación tradicional, la cual refleja parte de la realidad educativa, en donde se cumple de manera administrativa, pero en el fondo se sigue con los viejos esquemas, guardando las notables excepciones.

En la parte luminosa me encuentro con la dedicación, la constancia, el esfuerzo que me inculcaron mis mejores maestros, la permanente actualización para ir adecuándonos al presente, sin embargo en el tiempo que llevo en la profesión, voy comprendiendo que la docencia no es solamente, una acumulación de habilidades técnicas; si bien son importantes, nuestra profesión es mucho más que eso. La cuestión moral, es trascendente; la naturaleza de las decisiones y juicios que hacemos, son de gran importancia para los jóvenes; por ejemplo en el dilema de enfrentar o no, a un alumno con problemas de disciplina o en el momento oportuno para ayudarlo en la construcción del aprendizaje significativo. Enfrentar esta compleja trama de situaciones, se define con el profesionalismo docente al darnos oportunidad de actuar con decisiones autorizadas e informadas en el complejo medio cambiante del aula.

Como todos ustedes, estoy orgulloso de pertenecer al gremio laboral y resalto el compromiso de la educación de los estudiantes, lo cual es un aliciente para seguir superándome y realizar un papel más digno en este emocionante trabajo.

2 comentarios:

  1. Mario,
    Estoy de acuerdo cuando mencionas que la docencia no es solo acumulación de habilidades técnicas, dado que es algo eminentemente humano donde convergen todos los aspectos del ser humano y prevalece es aspecto subjetivo.

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  2. Hola Maestro Jacobo: es un gusto y un placer la invitación para visitar su bitacora y con gusto la acabo de revisar. Me gusta mucha la frase que dice que la educación tiene una fase obscura y otra luminosa y concuerdo con usted, me da gusto el sentido de responsabilidad que tiene hacia su profesión y sobre todo a sus alumnos. Todos o casi todos fuimos formados en una educación tradiconalista y sin embargo salimos adelante, yo no demerito esta educación pero si creo que hay otros modelos mejores, siempre y sencillamente son otras épocas y otras situaciones.
    Le envió un cordial saludo.

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